Abril, 1937

España nunca debe olvidar el profundo dolor que supusieron los años de guerra entre personas del mismo pueblo. El desconsuelo, la penuria y la desolación atravesaron un país durante años y aún hoy quedan restos de lo que las armas atravesaron algún día.

El papel de la mujer siempre queda en segundo plano pero esto no fue así. La historia dejó un lugar para la mujer combatiente. La feminidad luchó, con garras, con fuerzas, dejando cada centímetro de su piel en la batalla. La sororidad se expandía entre las las armas y los fusiles, los abrazos reconfortantes se escondían detrás de cada cañonazo y aunque los bombardeos se convirtiesen en la banda sonora del país, siempre estaban los brazos de una mujer que estaría ahí.

En la guerra siempre hay vencedores y vencidos, aunque el resultado siempre es el mismo, muertos por doquier, familias que lloran la pérdida de seres queridos, un pueblo devastado, el rencor acumulado entre bandos y el odio más profundo detrás de una bandera.

Intérpretes:

Nunca debe olvidarse el odio que dividió a un pueblo en dos. La lucha de la mujer en esta guerra nunca caerá en el olvido. Por las vencidas, por las vencedoras, por toda la sangre derramada.